Llamamos obsolescencia programada a la vida útil que las fábricas o empresas productoras de determinados productos le dan a ese mismo producto de manera que, cuando ese periodo pase, el objeto en cuestión se tornará obsoleto. Por decirlo de una manera menos técnica, los productos están diseñados de forma deliberada para durar un determinado tiempo, es decir, están programados para que su ciclo de vida no sea su máximo tiempo real, obligando a los consumidores a actualizarse o renovarse adquiriendo uno nuevo ya que, en ocasiones, piensan que esta es la solución más barata.
A las empresas les interesa trabajar programando sus productos “para morir”, ya que esto les asegura una mayor demanda, que repercutirá en mayores beneficios y en la posibilidad de aumentar y variar cada vez más su oferta.
Pero la obsolescencia programada también puede ser un arma de doble filo para las empresas, ya que sus compradores pueden, simplemente, elegir pasarse a otra marca, por lo que habrían perdido la posibilidad de fidelizarlo como cliente. De esta manera, encontramos que, para que la obsolescencia programada funcione, el comprador debe tener la sensación de que el producto que se ha quedado obsoleto le ha ofrecido una buena relación calidad-precio. Además, los fabricantes deberán crear valores añadidos para que sus clientes desarrollen confianza en ellos y repitan la compra.
Tipos de obsolescencia
Obsolescencia de especulación
Se da cuando sale a la venta un producto más avanzado, es decir, con nuevas funcionalidades de las que el anterior producto no disponía.
Obsolescencia de percibida
Como indica su nombre, ocurre cuando se pone a la venta un producto más avanzado y las personas cambian el que ya tienen simplemente por cuestiones de estilos o modas.
Obsolescencia de calidad
En este tipo de obsolescencia, el producto empieza a presentar fallas y un mal funcionamiento conforme pasa un determinado periodo de tiempo. Es el menos ético de los tres, ya que no depende de una clara elección por parte del cliente.
Cómo combatirla obsolescencia programada
Dependiendo del tipo de obsolescencia programada del que hablemos, podremos combatirla de una forma u otra.
Para combatir la obsolescencia programada relativa a la calidad, desde jvs-informatica.com tienen claro que lo mejor que podemos hacer es acostumbrarnos a reparar antes que a tirar ya que, en numerosas ocasiones, desechamos los productos que comienzan a mostrar fallas sin molestarnos en pensar que, quizá, puedan ser reparados fácilmente, lo cual también es positivo para el medio ambiente, ya que no creamos residuos ni colaboramos al consumo de materias primas para elaborar nuevos productos.
Para los tipos de obsolescencia dedicados a la especulación y la percibida, lo mejor que puedes hacer es analizar hasta qué punto verdaderamente necesitas un producto más avanzado, con mejores funcionalidades o mejor diseño y, en especial, qué piensas hacer con el que ya tengas. Para ello, te recomendamos que analices las modas y tu actitud frente a las mismas a fin de conseguir practicar un consumo responsable. Puede que creas que necesitas el producto porque el marketing te ha creado esa necesidad cuando, realmente, con el producto que tú tienes te bastaría.
Dependiendo del producto que sea, puede ser que te interese informarte sobre la economía colaborativa, es decir, alquilar en lugar de comprar, sobre todo si no vas a darle un uso que justifique su adquisición. La economía colaborativa se basa precisamente, en compartir e intercambiar bienes y servicios entre particulares.
Por supuesto, también puedes investigar sobre empresas que se dedican a producir sin programar pensando en la obsolescencia programada. Son fabricantes alternativos que trabajan para que sus productos tengan la máxima calidad el mayor tiempo posible, preocupándose de alargar su vida útil. Como pista, te diremos que algunas de estas empresas están marcadas con el sello ISSOP (Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada).