Tipos de hosting

La digitalización de los comercios se ha convertido hoy en día en una estrategia de negocio imprescindible, sobre todo para aquellos de reciente creación. Tener presencia en internet es fundamental hoy en día para destacar entre la competencia y para poder alcanzar un número mayor de clientes. En este sentido, juega un papel muy importante la necesidad de contar con un dominio y nombre, así como el hosting —entendiéndose este como el servicio de almacenamiento de los datos, archivos y cualquier contenido de la web—.

La elección del tipo de hosting es fundamental para contar con unos servicios u otros, así como unas prestaciones específicas. Por ejemplo, una mayor velocidad de carga, que el rendimiento de la web no se vea afectado por el tráfico, una mayor seguridad… En este artículo te explicamos cuáles son los distintos tipos de hostings para los diferentes proyectos web para que descubras cuál encaja mejor con tu idea de negocio. Sigue leyendo para más información.

Hosting compartido

Es uno de los hostings más utilizados, sobre todo, cuando se trata de principiantes —tanto para blogueros, así como para pequeños negocios e, incluso, para empresas de mediano tamaño—. Este tipo de hosting es el más básico y económico ya que el proveedor del servicio hospedará varios proyectos en un mismo servidor —como si fuera un ordenador central—, por lo que cada uno contará con una parte de los recursos del total de este servidor. Entre los servicios compartidos se incluye el CPU, el procesador, la memoria RAM, el ancho de banda, la dirección IP… Se trata del hosting más económico y el más fácil de manejar —no se requieren elevados conocimientos de informática—. Ahora bien, si uno de los proyectos —o páginas webs— presentan algún problema, ello puede afectar al resto. Por ejemplo, si un proyecto genera gran tráfico, habrá una mala velocidad de carga en el resto de las webs e, incluso, mala disponibilidad de servidores…

Hosting Privado Virtual (VPS)

El VPS es uno de los más utilizados a nivel profesional. Se trata de un hosting que tiene un funcionamiento similar al hosting compartido, aunque varía en algunas cuestiones esenciales que lo convierten en una opción más profesional. En este hosting se crean varios espacios virtuales independientes en los cuales se aloja cada proyecto, aunque se comparte el servidor. Es decir, cada proyecto trabaja con su propio sistema operativo, pero no comparte recursos con el resto. El porcentaje de uso del servidor dependerá del servicio que se contrate —y de la cantidad de dinero que se pague por ello—. De esta forma, ningún proyecto verá afectado su rendimiento, como explicábamos, ante la falta de recursos RAM, fallos en el procesador, ancho de banda o la capacidad de transferencia de datos.

Existen varios proveedores de servicios de hostings privados virtuales. Dependiendo de cada uno de ellos, las características, la compatibilidad para soportar aplicaciones PHP, así como bases de datos MySQL, PostgreSQL, Interbase, Firebird… pueden variar. Uno de los portales especializados en hostings es: https://www.tuhosting.org/. Esta web dispone de varios análisis sobre los diferentes proveedores de servicios, como OpenVZ, así como de otras herramientas para gestionar páginas webs, crear y administrar dominios, cuentas FTP, cuentas de correo y bases de datos, entre otras.

Hosting dedicado

El hosting dedicado —también conocido como Dedicated Hosting— es un servicio de hosting dedicado únicamente para un proyecto. Se trata de un servicio más caro que el resto, ya que en este caso lo que se paga es la utilización del servidor de manera exclusiva —por lo que los recursos del servidor no se comparten con ningún otro proyecto—. Por lo general, es un hosting especial para grandes proyectos, además se tiene acceso completo al hardware y software del servidor. Ello nos permite adaptarlo a las necesidades específicas de nuestro proyecto. La ventaja principal de este hosting es que el rendimiento no se ve afectado por el tráfico y que el sitio web funciona de manera óptima. Además, cuenta con mayores recursos y posee una mayor seguridad ante ataques informáticos. En cuanto a los inconvenientes, quizá lo más señalado es que se trata de un servicio bastante costoso y puede ser complicado de configurar.

Hosting en la nube

Este tipo de hosting es uno de los más indicados para los grandes proyectos o negocios con presencia internacional. Lo que hace este hosting es alojar el proyecto en varios servidores que están interconectados en la nube. Ello ofrece unas garantías de funcionamiento óptimo, ya que en caso de que fallara uno de ellos, el resto compensaría la pérdida. Imagina, por ejemplo, si hay una gran afluencia de tráfico en una web, el resto de servidores podría complementar el ancho de banda para que no hubiera problemas de carga o sobresaturación. Además, este hosting en la nube puede combinarse con distintos tipos de hostings. Es decir, entre hostings compartidos, hostings virtuales y hostings dedicados. Se trata del más eficiente de todos y el que mejor se adapta a las necesidades reales de cada proyecto en tiempo real. Además, al contar con varios servidores de respaldo, ofrece una mayor seguridad.

Sin embargo, en cuanto a desventajas se refiere, cabe destacar que la gestión de este hosting es la más complicada —por lo que se requieren conocimientos avanzados— y, por supuesto, su precio de entrada es el más elevado. Ahora bien, como tiene recursos variables, el precio puede cambiar también. Al utilizar este hosting hay que tener muy en cuenta la transferencia de datos personales entre distintos países —si es el caso de que el proyecto cuenta con presencia en distintos países a lo largo del planeta— ya que ello puede tener implicaciones legales. En este caso, es importante no solo conocer de informática, sino también de la política de protección de datos personales en cada país —por ejemplo, cuando se cuenta con un hosting de un comercio con presencia internacional en los distintos países del mundo—.

Algunos de los ejemplos de proyectos que utilizan este tipo de hosting son las aplicaciones SaaS (Software como Servicio), como es el caso de Gmail o de Dropbox.

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